La primera de ellas, 'Trance entre aguas', de Sendoa Carricajo, está ambientada en un medio acuoso que nos envuelve, al principio de forma parcial y superficial, para hacernos pasar luego a formar parte del agua y sus cambios.
'Ryttarna', de Elena Puchol y Álvaro Cano, sitúa a los cuatro jinetes del apocalipsis en una atmósfera salvaje y colosal, utilizando cuerpos femeninos para personificar a estos seres divinos, poderosos y extraordinarios.
Christy Cortez y Enric Sanjuán muestran en 'Errantes' la sensibilidad y vulnerabilidad de los bailarines partiendo de las sensaciones de arrepentimiento, dolor, lucha..., con el fin de transmitir el lado más humano de sus intérpretes.
Y 'Pez Esfinge', de Elías Aguirre, constituye un trabajo de investigación sobre detalles de la vida submarina que pasan inadvertidos, sobre espacios que aparentemente permanecen inmóviles.