la Hermandad de las Cien Doncellas comenzó la tradición de descender una vez al año por el río Arlanza en kayaks y canoas, finalizándose al acabar el recorrido con el nombramiento de los Paladines de la Hermandad. Aquella tradición paso a mejor vida cuando los miembros de la Hermandad dejaron la organización en manos de ADASU y el Centro de Iniciativas Turísticas de Covarrubias. A partir de ese momento se trataba de recuperar el tesoro de Fernán González, oculto entre los recovecos del río, y que los palistas tenían que localizar ayudados por un plano. Al aumentar el número de participantes, se hizo más difícil mantener estas actividades, convirtiéndose el descenso en la Fiesta que es hoy.